NEWARK, N. J. – El senador Bob Menéndez (D-N.J.) escribió la siguiente columna de opinión que fue impresa en la edición de hoy del periódico The Record en el cuarto aniversario del huracán Sandy en Nueva Jersey:

Saliendo de los escombros, el fraude de seguros producido por la Tormenta Sandy

Por Robert Menéndez

HACE CUATRO AÑOS, todas las familias de Nueva Jersey estaban dando los toques finales a sus trajes de Halloween, decorando sus casas con telas de araña y sintonizando Saturday Night Live para ver bromas sobre los candidatos de una elección presidencial diferente. Esta fue, como se sabe ahora, la calma antes de la Supertormenta – Sandy – la cual nos azotó con una ferocidad nunca vista en la historia, dejando gran devastación y destrucción a lo largo del estado.

La comunidad de Nueva Jersey ha demostrado una increíble fuerza y ??resistencia, negándose a rendirse a medida que continúan reconstruyendo sus hogares y sus vidas. Sin embargo, y aunque si se ha avanzado, la recuperación ha eludido a muchos de nuestros seres queridos y vecinos en estos últimos cuatro años.

Ha sido un camino duro. El asegurar $60 mil millones en fondos federales para desastres ante la oposición del Tea Party en el Congreso no fue una tarea fácil. Nuestra recuperación fue atajada por una letanía de fracasos, tanto a nivel estatal y federal.

Mientras que gran parte del dinero se utilizó adecuadamente para reembolsar a los municipios por los gastos de emergencia, la reconstrucción de las estaciones de bomberos y de playas, y para proporcionarle un salvavidas financiero a los propietarios de negocios, el programa de reconstrucción de Nueva Jersey para que la gente pudiera regresar a sus casas no funcionó. Las audiencias del Congreso que presidí comprobaron gestación completamente ineficaz, exponiendo buenos acuerdos con contratistas ineptos como HGI, y la entrega lenta e ineficiente de fondos de desastre a las familias más necesitadas.

Ahora, el Departamento de Vivienda quiere que le regresen $43 millones a causa de la torpeza del estado. Sin embargo, el gobierno federal siempre tuvo la responsabilidad de solucionar estos problemas desde el principio, y no debe venir cuatro años más tarde a exigir su dinero de vuelta. Esto sólo le causaría más daño a las víctimas de Sandy.

Y los federales merecen culpa adicional por los fracasos del programa nacional del seguro de inundación. Un patrón comenzó a surgir después de que constituyentes compartieran conmigo historias de horror al recibir centavos de cada dólar en sus pólizas de seguro contra inundaciones, un hecho que FEMA negaba en ese entonces.

Pagos Insuficientes

Descubrimos rápidamente un esquema generalizado para negar y pagar mal. Los informes de ingeniería eran alterados después de haber sido completados. Cartas de negaciones llegaban con excusas creativas como "condición preexistente" o "movimiento de tierra." Llevamos a cabo audiencias, formamos el Grupo de Trabajo de Sandy, y sin descanso alguno, presionamos a FEMA y a las aseguradoras hasta que accedieron a reabrir cada uno de los casos en donde victimas del Huracán Sandy argüían no haber recibido el dinero que les correspondía por inundaciones.

Hoy día, más de $200 millones adicionales han sido otorgados a los sobrevivientes de Sandy en una revisión sin precedentes – dinero real para personas reales que lo necesitan desesperadamente. Pero a pesar de este éxito, nunca debió haber tomado tanto tiempo, ni haber sido tan difícil el asegurar que los sobrevivientes de Sandy recibieran lo que se merecían desde un principio.

En los cuatro años transcurridos desde Sandy, los estadounidenses han sufrido inundaciones desastrosas en Texas, las Carolinas y Florida. Es sólo una cuestión de tiempo antes de que otra tormenta de gran alcance ponga a Nueva Jersey en su mira. Pero hasta que no haya reformas radicales en el Programa Nacional de Seguro Contra Inundaciones de FEMA, la nación no habrá aprendido nada de las lecciones que nos dejó Sandy.

El Programa Nacional de Seguro Contra Inundaciones debe ser reautorizado por el Congreso en el próximo año y estaré al frente del esfuerzo para implementar cambio reales de arriba hasta abajo.

Bajo presión, FEMA ya ha acordado limitar la cantidad de dinero que usan en abogados para pelear contra las reclamaciones de los sobrevivientes; dejar de utilizar tácticas agresivas para reprimir demandas en el tribunal en lugar de pagar realmente lo que se les debe a los asegurados; y a establecer una línea telefónica directa y un proceso de apelaciones simplificado para reemplazar el juego de la cáscara vacía que las victimas de Sandy tuvieron que soportar.

Pero no es suficiente. Por ejemplo, FEMA debe limitar las ganancias de sus compañías aseguradoras contra inundaciones – u optar por sacarlas por completo. Estas aseguradoras privadas que sirven las pólizas federales de seguro contra inundaciones no asumen ninguno de los riesgos y no deberíamos permitir que puedan robarse los fondos destinados a las víctimas de una tormenta. Y un "movimiento de tierra" nunca debería ser una excusa válida para negar un pago; Mi plan es eliminar esa laguna ridícula.

Fondo de Protección de Tormentas

Asimismo, con el cambio climático y el clima extremo que presenta una mayor amenaza, hare un llamado al nuevo Congreso para lanzar un Fondo de Protección de Tormentas que invertiría miles de millones de dólares para fortalecer nuestros barrios, asegurar nuestros edificios, crear casas resistentes a la intemperie y la construcción de una serie de defensas contra las inundaciones como bermas, muelles y dunas, todo con el propósito de contener o limitar las inundaciones.

Hemos visto muy bien el enorme precio de la inacción. El precio de la prevención es mínimo en comparación con el costo de recoger los pedazos dejados por la siguiente Supertormenta. La prevención es realmente mucho más económica que la recuperación.

Por lo tanto, en este cuarto aniversario, debemos comprometernos a nunca olvidar la lucha de los sobrevivientes de Sandy. Aprendamos de este desastre para así estar mejor preparados y más fuertes en el futuro. Es ahora o nunca.

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